El pasado 5 de julio tuvo lugar
la ansiada Gala de Entrega de Premios de la X Edición de Notodofilmfest.
Muchos meses de espera, de
incertidumbre, de ilusiones… Y todo se iba resolviendo en cuestión de segundos.
Los que tardaba el presentador en ir anunciando los premiados.
Mentiría como un bellaco si
dijera que no albergaba esperanzas y que no sentí como si alguien me pegara una
patada giratoria al darme cuenta de que se me escapaba la posibilidad de subir
a recoger algún premio. Qué le voy a hacer. Me encanta competir, pero no llevo
muy bien lo de perder. ¿La culpa? Probablemente los frailes que con nueve años nos
organizaban en clase competiciones de búsqueda de palabras en el diccionario.
Pero el caso es que después de
pasar los días y reflexionar, llego a la conclusión de que estar aquella noche en
la azotea de Groupama, soportando un viento huracanado y rodeado de tanto talento
es incompatible con la palabra perder. Todo lo contrario. Creo que fue un
triunfo estar allí con toda esa gente.
Gracias a la organización, al
jurado y a la madre que parió al Notodofilm (en este caso, el padre Javier Fesser). Para mí este concurso ha sido
la mejor y única escuela que hasta ahora he tenido para hacer cine. Viendo
cortos presentados, motivándome, ilusionándome, probando, decepcionándome y volviéndolo
a intentar ha sido como he ido aprendiendo.
El día de la Gala me sentía como
un alumno que va a recoger las notas de su admirado profesor. Creo que estar este
año allí Nominado me garantizó el aprobado del curso, pero voy a seguir
peleando para tener la mejor nota posible.
Un bicampeón de búsqueda de
palabras en diccionario.
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