Debo reconocer que soy
un adicto a la siesta en unos límites que rozan el fanatismo. Y si es la de un
viernes, más todavía.
El cansancio semanal,
la preparación de posibles retrasos del sueño en el fin de semana, etc… me
fuerzan a realizar un alto en el camino y reposar, por espacio no superior a 15
minutos, en el sofá, aunque sea sentado frente a la tele cual faquir.
El caso es que un
elemento que siempre me había funcionado de manera brillante para acelerar mi
somnolencia, debo reconocerlo pese a mi cinefilia, era sintonizar algún
documental sobre un lugar recóndito. Un árido desierto, reptiles de movimientos
lentos o silenciosos corales marinos, acompañados de una voz pausada, siempre
han conformado para mí una perfecta nana siestil.
Pero últimamente, un
fenómeno perturbador me mantiene en vilo ya varias semanas sin mi cabezada de
rigor.
Se trata del documental
de la 2, “Un mundo aparte”, que se emite los viernes a las 16:00h.
Lo sintonicé por
casualidad con la intención de sumirme en mi habitual letargo vespertino, pero es
tan endiabladamente bueno, que produce un efecto devastador para mis intereses:
no duermo y estoy atento a la televisión!
Lo sé; la situación es
desesperante, dramática. Me encuentro cansado cual anciano y en cambio no puedo
cerrar los malditos ojos y desconectar…
Una narración
brillante, unas imágenes increíbles y unos protagonistas cercanos y afables, me
han obligado definitivamente a cambiar mi horario de siesta, conduciéndome a un
comportamiento cuasi asocial, al tener que dormir la siesta alrededor de las 6
de la tarde, cuando acaba el excelso documental.
Estos son los tipos que
arruinan semana a semana mi descanso. Aunque me duela, me quito el sombrero…
Yo también lo veo!!!!... Es fantástico!!!
ResponderEliminarComo siempre me quito el sombrero ante tus demenciales narraciones. Eres un crack! XD
ResponderEliminar